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Nota de prensa

Brasil enfoca su regulación medioambiental

26/02/2014

Rafael Feldmann, abogado especialista en derecho medioambiental de Pérez-Llorca, ha presentado en Madrid una amplia visión sobre la actual legislación brasileña en esta materia, desde la obtención de permisos o el régimen de responsabilidades por infracciones y daños hasta las competencias y seguridad que ofrece Brasil.

Madrid, 26 febrero 2014.- “En 2012, Brasil dio nuevos pasos para proteger su gran patrimonio natural y ecológico con la publicación de un nuevo Código Forestal en el que se recogía la regularización de las APP (“Áreas de Preservação Permanente”), la reserva legal (que es básicamente una restricción medioambiental de utilización de suelo de inmuebles rurales), así como los procesos y litigios de inconstitucionalidad en el Supremo Tribunal Federal”. Este es sin duda, uno de los principales retos a los que se enfrenta Brasil según ha manifestado hoy Rafael Feldmann, abogado brasileño de Mattos Filho, actualmente en secondment en Pérez-Llorca. La intervención de Feldmann se encuadra en el encuentro celebrado en la sede del Despacho español dentro de la iniciativa Conexión-Brasil, ciclo de desayunos empresariales impulsados por la Cámara de Comercio Brasil-España (www.ccbe.es).

Por otra parte, en la Constitución de Brasil también se incluyen los derechos de los pueblos indígenas, su derecho de consulta y beneficios (Artículo 231). En este sentido, afirma Feldmann “el aprovechamiento de los recursos hidráulicos, incluido el potencial energético, la búsqueda y extracción de las riquezas minerales en tierras indígenas sólo pueden ser efectuadas con autorización del Congreso Nacional, oídas las comunidades afectadas, quedándoles asegurada la participación en los resultados de la extracción, en la forma de la ley”.

Brasil dispone de un gran número de reglas y legislación medioambiental y, sin embargo, con esta complejidad, con mucha coherencia entre las principales normas. Esta protección se ha visto reforzada ante los nuevos proyectos de infraestructuras que el país está desarrollando y que cuentan con un fuerte control del Estado, con penalizaciones de hasta 15 millones de euros, y en el que ninguno se puede llevar a cabo sin el debido permiso medioambiental.

Debido a su importancia, la protección medioambiental tiene un enfoque constitucional muy restrictivo. Según el Artículo 225 de su Constitución, “todos tienen derecho a un medio ambiente ecológicamente equilibrado, bien de uso común del pueblo y esencial para una sana calidad de vida, imponiéndose al Poder Público y a la colectividad el deber de defenderlo y preservarlo para las generaciones presentes y futuras”. Esta doble obligación del Poder Público y de la población en defenderlo “es un factor esencial para entender cualquier regla medioambiental brasileña” señala Feldmann.

Con una superficie total de 8.514.877 km², Brasil cuenta con la mayor biodiversidad del mundo, 55 mil especies distintas de plantas (aproximadamente el 22% mundial), y un 62% aproximadamente de vegetación remanente. Solamente en la selva de Amazonia, son 4.196.943 km² y un 80,26% de vegetación remanente. En este contexto, Brasil es sin duda una potencia medioambiental cuyo liderazgo por proteger el medioambiente ha quedado patente en las Conferencias de la ONU (Rio-92) y también en la UNFCCC.

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