Una de las cuestiones más relevantes que deben tenerse en cuenta al tiempo de constituir un tribunal arbitral, es la necesidad de garantizar la neutralidad, imparcialidad e independencia, así como la apariencia de lo anterior, de los árbitros. Como parte de la globalización cada vez mayor del arbitraje, la nacionalidad de los partícipes cobra particular relevancia a los efectos de asegurar dicha neutralidad e imparcialidad y evitar potenciales favoritismos, o sospechas de, basados en la procedencia geográfica de los miembros del tribunal.
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