Estados Unidos lideró, a finales del siglo pasado, la regulación de la primera era de internet. Ahora es Europa quien ha tomado la iniciativa legislativa, preparando desde hace un lustro los cimientos del espacio único digital de, al menos, las siguientes dos décadas, con novedosas normas en materia de protección de datos (con el notorio RGPD), de derechos de propiedad intelectual (que incluye el polémico artículo 17, sobre el uso de contenidos protegidos por determinados prestadores de servicios), sobre derechos de los consumidores de servicios y contenidos digitales o para garantizar una óptima explotación de los datos (con el reciente Reglamento de Gobernanza de Datos).
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