El Reglamento crea un marco regulatorio para los servicios de intermediación en línea (prestadores de alojamiento, marketplaces, servicios cloud, etc.) y a los motores de búsqueda, para salvaguardar los intereses de las empresas que entablan relaciones comerciales a través de los mismos.
Aunque, a priori, pueda parecer que la presente regulación deja al margen la protección a consumidores (B2C) para centrarse en las relaciones entre empresas y profesionales (B2B), el cariz de la norma busca, de manera indirecta, la protección de los consumidores a través del aumento de la confianza de los mismos en las relaciones entre las plataformas en línea.
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